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FéminAs reivindica la vuelta a los pueblos como una oportunidad de futuro para las nuevas generaciones

 

FéminAs, el Congreso Internacional de Mujeres, Gastronomía y Reto Demográfico, se ha consolidado a través de sus cuatro ediciones como una plataforma para visibilizar la aportación de las mujeres a la gastronomía y a las comunidades rurales, como dinamizadoras de la economía en negocios de producción agroalimentaria y restaurantes, y como custodias y transmisoras de la cocina y la memoria. Una memoria que, no es contradictoria con el futuro, sino la manera de poder dibujarlo.

“Hemos aprendido que se puede dinamizar el rural desde una mirada endógena, con sus propios productos: la caza, los quesos, la huerta, el bosque y la historia local”, resumía durante la clausura del congreso Benjamín Lana, director del mismo. FéminAs, patrocinado por el gobierno del principado a través de Asturias, Cocina de Paisaje y Asturias, Paraíso Natural, ha sido también un altavoz para hacer llegar propuestas de solución y peticiones como la de facilitar a los restaurantes rurales poder comprar legalmente a sus vecinos productores, algo que reclamaron en su ponencia las guisanderas Mary Fernández y Mirta Rodríguez.

Tal vez la imagen más gráfica que se ha aportado sobre la situación de invisibilidad de la mujer, fue la de la cocinera gallega Lucía Freitas (A Tafona*, Santiago de Compostela), quien comparó la gastronomía con “un iceberg donde los chefs son la punta, y las mujeres son la base y el sustento”. “Aun yendo aparentemente en contra de las leyes de la física, vamos a dar la vuelta al iceberg”, dijo Lana, quien añadió que otro objetivo de FéminAs es y será “lograr que nunca más la sociedad rural se entienda como una sociedad fracasada, que quedarse no sea la decisión valiente, sino la decisión lógica”. Poco antes, el cocinero asturiano Elio Ferpel había proclamado en su ponencia que “el futuro son los pueblos”. Los pueblos y la tenaz y a menudo invisible sociedad femenina.

Jornada de cierre emocionante y emocionada

La tercera y última jornada de Féminas fue un alegato acerca de la utilidad de la memoria para trazar el futuro de los pueblos, y en particular, el de las poblaciones amenazadas de muerte por el éxodo de sus habitantes.

Un restaurante gastronómico en un pueblo de veinte habitantes en el Pirineo oscense, una ganadería de bueyes en una aldea abandonada del occidente asturiano o un proyecto de turismo experiencial basado en el whisky en las despobladas Highlands escocesas, fueron algunos de los inspiradores ejemplos que se presentaron en la tercera y última jornada de FéminAs, celebrada en un lugar tan evocador y hermoso como el Palacio de Figueras, en Castropol, última parada de un congreso itinerante patrocinado por el gobierno del principado, que este año ha recorrido el territorio y explorado la despensa y el recetario del occidente asturiano.

La mañana arrancó con Iris Jordán, joven cocinera oscense que, junto a su hermano, ha hecho un camino inverso al de muchos jóvenes de su zona, regresando a su pueblo de 20 habitantes en el Pirineo para hacerse cargo del restaurante Ansils (Anciles). La investigación sobre las prácticas y recetas de sus mayores, el aprovechamiento máximo de cada producto y la inspiración en la memoria propia para ofrecerla como relato a sus clientes son su bandera. Para Iris, “sostenibilidad es lo que se ha hecho siempre en nuestro pueblo”.

Desde Escocia llegó la inspiradora experiencia de la escritora y periodista Ghillie Basan, que escogió como residencia las Highlands, despoblada región del norte de Escocia, y ha logrado poner el territorio en el mapa publicando recetas, historias y fotografías y, finalmente, ofreciendo experiencias de turismo gastronómico en torno al whisky con su proyecto Spirit&Spice.

Las guisanderas Mary Fernández y Mirta Rodríguez (la flamante ganadora de este año del Mejor Pote Asturiano) se subieron al escenario para explicar cómo llevan al plato en sus restaurantes la esencia del occidente asturiano que ellas resumen: el mar Cantábrico en toda su fiera grandeza, y la montaña, a la que Mirta Rodríguez se siente tan vinculada, que ha creado una ganadería de bueyes de raza autóctona para devolver la vida al pueblo del que su familia fue la última en marcharse. Emocionada por ese recuerdo, reivindicó junto a Maryi que las administraciones articulen normas que permitan a los restaurantes comprar legalmente producto a sus vecinos. “La única manera de mantener vivos los pueblos es permitir que la economía de quienes permanecen en ellos respiren, y de paso nosotros disfrutamos de un producto único en vez de comprar lo del supermercado”, dijeron.

Noélia Jerónimo, una institución de la cocina portuguesa, gritó fuerte “Vivan las mujeres” antes de bajarse del escenario. Ella ha logrado brillar y convertirse en referente desde un restaurante tradicional, Noélia e Jeronimo, que logra conectar con la memoria y el alma de los clientes. La cocinera reivindicó no solo las recetas de siempre, sino los mercados, a los que invitó a volver a los jóvenes, porque “es donde se encuentran productos de nuestro entorno”, dijo.

El chef asturiano Elio Ferpel (Ferpel Gastronómico*, Ortigueira) habló de su proyecto de documentar recetas grabando a sus vecinas y vecinos, en la misma línea que el proyecto ‘A gostar de la propria cocinha portuguesa’ del cineasta portugués Tiago Pereira merecedor este año del premio Guardianas de la Tradición, pero con un alcance local. “Sin guiso no hay creatividad, pero el guiso está en peligro, igual que lo están los artesanos de siempre y los mercados de abastos”, dijo, y concluyó afirmando que “La vida en el pueblo es el futuro” Su propia realidad es la mejor prueba: además de un restaurante con una estrella Michelin, regenta una taberna de mercado y unas mantequerías.

La mesa redonda protagonizada por tres exitosas ganaderas asturianas cerró la última jornada del congreso con una interesante conclusión: “dos granjas pequeñas fijan más el territorio que una grande”. Mari Cruz Fernández, copropietaria de la Ganadería San Martín; Tatiana Álvarez, fundadora de Ca Mamina; y Marta Pérez, fundadora de la ganadería Casa Flora, destacaron el papel histórico de la mujer en las ganaderías de leche y destacaron cómo la apuesta por la calidad, la supresión de intermediarios por medio de la venta directa y la innovación, son vías para lograr la sostenibilidad del sector.

En el acto de clausura, Benjamín Lana agradeció a Asturias la apuesta por apoyar FéminAs, y a los restauradores, hosteleros y habitantes de los pueblos del occidente asturianos por los que ha pasado el congreso, su acogida. La DANA y sus funestas consecuencias en la Comunidad Valenciana ha impedido que la viceconsejera de Turismo del Principado de Asturias, Lara Martínez, presidiera el acto, debido a la decisión del gobierno del Principado de cancelar todos sus actos oficiales protocolarios.

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